DUELO Y PÉRDIDAS
El duelo es como atravesar un túnel, el lugar por dónde salgo siempre será distinto del lugar por dónde entré.
Es un recorrido que nadie puede hacer por ti. Pero muchas personas te podemos. ACOMPAÑAR
El duelo es como atravesar un túnel, el lugar por dónde salgo siempre será distinto del lugar por dónde entré.
Es un recorrido que nadie puede hacer por ti.
Pero muchas personas te podemos.
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¿Qué es el Duelo?
La mayoría de nosotros asociamos el duelo con el fallecimiento de nuestros seres queridos, pero el duelo es un fenómeno que ocurre cuando hay una sensación de pérdida sin posibilidad de recuperación. De tal manera que podemos estar en duelo por diferentes motivos.
Además del fallecimiento de un ser querido, hay otras perdidas que te pueden llevar al estado de duelo como son la pérdida de un hij@ en estado gestacional, la de una pareja, un trabajo, la pérdida de salud o capacidad, etc.
Elaborar el Duelo
Elaborar el duelo significa reinstalar dentro de uno mismo a los seres queridos, darles una presencia interna en la que el ser perdido no sea un perseguidor interno que genera emociones aflictivas ( culpa, enfado, desaliento), sino un buen recuerdo con la dosis correspondiente de melancolía.
Según Worden, cada uno de nosotros debemos realizar una serie de «tareas» para elaborar nuestra pérdida.
Lo importante es no quedarse «atascado» en ninguna etapa del camino.
Las Tareas del Duelo segun Worden
Un duelo se ha completado cuando somos capaces de recordar lo perdido, sintiendo poco o ningún dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él, sin ella, sin eso que no está. Cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en nuestra vida presente.
¿Cuáles son las señales de alerta?
- Estar absorto en los recuerdos guardando y atesorando pertenencias del difunto.
- No disponer de una red de apoyo social que ayude a consolar y recolocar la nueva situación.
- Tener vulnerabilidad a trastornos psicológicos como ansiedad o depresión, por haberlas padecido anteriormente.
- Pasado un tiempo de la pérdida, la persona permanece en estado de shock, cómo si la pérdida no hubiera tenido lugar.
- Sentimientos desproporcionados de culpa, dolor insoportable, ira.
- Idealización de la persona fallecida.
- Depender de sustancias como tranquilizantes, antidepresivos, ansiolíticos, alcohol.
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